martes, 4 de febrero de 2014

devaluación: propuestas y experiencias

Entre "las izquierdas", al menos en España, está bastante presente el debate sobre la salida o no del euro como parte de una estrategia para evitar a la clase trabajadora las penalidades del fracaso del proceso de acumulación capitalista (aka "crisis") y de las medidas de recorte que desde el poder se imponen para salvar los (sus) muebles.
Hay variados ejemplos de las dos posturas que yo tipificaría como (a) "salgamos del euro" y (b) "ese no es el tema". Lo digo porque a menudo los defensores de la postura (a) identifican (creo que tramposamente) a la postura (b) como "permanezcamos en el euro", y eso es parte de su desenfoque. Efectivamente, como queda claro, mi postura es (b) "ese no es el tema".

Aquí os traigo algunos enlaces ilustrativos:
Debates públicos:
Postura (a) "salgamos del euro"
Postura (b) "ese no es el tema"
... la lista total sería interminable, y eso solo en la web, porque ha habido, y hay, innumerables coloquios, debates, seminarios y otras fórmulas, con y sin medios de comunicación por enmedio, de estudio del asunto.
Insisto: el debate tiene lugar entre "las izquierdas", porque desde el poder esto es algo que no se plantea seriamente, aunque es cierto que, en cierto momento que ya parece superado, pareció mezclarse la "crisis del euro" con una guerra de divisas con el dólar-libra, en la que desde "el bando" anglosajón se le dió duro a la moneda europea (por ejemplo, ver esto en expansión, aunque para entonces, mayo de 2013, lo peor había pasado, por ejemplo, en verano de 2012)

La reciente devaluación en Argentina, que puede considerarse (o no) continuación de la no muy lejana en la Venezuela bolivariana, nos ofrece, si no lecciones, al menos datos nuevos que merecen estudiarse. Al fin y al cabo, a menudo se ha presentado a Argentina como un ejemplo a seguir para enfrentarse a la "crisis-estafa".
En mi opinión, estas recientes experiencias demuestran la falacia de la devaluación como "solución" a algo, puesto que no es más que un "efecto". Por eso mismo, no sería una medida, una herramienta, para conseguir algo. Por otro lado se trata de un efecto irresistible para cualquier gobierno y no una opción sujeta a decisión "soberana".
Pero es que además, y en lo que importa, supone directamente atacar a los ingresos de los trabajadores (los salarios reales) mientras que la contrapartida, la conocida ganancia de competitividad, es el eterno cuento de la lechera. O peor, porque aquí no es que se nos rompa el cántaro, es que era mentira que hubiera leche dentro.

Así pues, os traigo estas aportaciones (que lo explican mucho mejor de lo que yo podría soñar  ;-) para el que tenga tiempo y ganas:


addenda pro memoria

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