jueves, 6 de octubre de 2011

la sustancia de la economía: el valor (segunda y ¿última? parte)

En otro post hablé del fundamento último de la ley objetiva del valor como fundamento de una verdadera ciencia económica. Esa ley, en la única formulación coherente y relevante hasta la fecha es la de la teoría del valor trabajo de Marx, el fundamento, junto con el materialismo histórico y la dialéctica como herramienta de análisis, del socialismo científico.
Aunque me quejaba yo de que Marx no nos había dado un fundamento de esta ley, leyendo aquí y allá he encontrado una carta suya a Ludwig Kugelmann el 11 de julio de 1868, en la que claramente habla sobre el particular.
Si no lo he entendido mal, lo que viene a decir es que es inútil buscar tal justificación. La ley del valor es un axioma imprescindible para servir de punto de partida a un análisis científico del funcionamiento de la economía capitalista. Como él dice, otra cosa sería pretender obtener una ciencia antes de la ciencia.

Dado que parece que la cuestión es más filosófica, abandono aquí la investigación, no sin antes anotar un par de puntos que me parecen pertinentes:
En un trabajo de Alan Freeman, "Price, value and profit – a continuous, general, treatment" (es su capítulo final del imprescindible Marx and non equillibrium economics, Edward Elgar, 1996, 303 páginas), dice (pág. 19 del manuscrito en MPRA):
"otras mercancías [distintas de la fuerza de trabajo] no caminan por el mercado disponiendo de sus ingresos en igualdad de condiciones con sus dueños. El coste de la fuerza de trabajo se determina independientemente de su capacidad para ganar dinero para su comprador. Por eso, y no por otra razón, existe la ganancia. Si los trabajadores fueran contratados directamente como esclavos, robots, animales de carga o siervos, entonces, fuera o no el tiempo de trabajo la medida del valor, el trabajo excedente no se extraería en forma de beneficios monetarios, sino directamente como trabajo doméstico".
Sinceramente, no estoy seguro de entender bien la afirmación de que "el coste de la fuerza de trabajo se determina independientemente de su capacidad para ganar dinero para su comprador". Quiero decir que no veo donde se diferencia en esto la fuerza de trabajo de cualquier otra mercancía que sirva de medio de producción, y cuyo coste se determina por el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario para su reproducción, y por lo tanto independientemente de su capacidad para ganar dinero para su comprador.

En todo caso, creo que todo esto está relacionado con las superficialidades (vulgaridades diría Marx) del "capitalismo sin trabajadores", del que ya dí un ejemplo en otro post, y del que he encontrado otro ejemplo aún más descabellado aquí (sinceramente, he dudado de poner el enlace, porque es un ensayo plagado de alucinaciones y de una falta de rigor tremenda, pero puede servir para entretenerse un poco). De lo que no cabe duda es de que el socialismo científico debe defenderse duramente de estos defensores que tiene, de la misma forma que la izquierda marxista tiene que defenderse continuamente -y defender a la clase trabajadora- de todos los oportunistas que se ponen su etiqueta de izquierdistas, especialmente al llegar las elecciones.
Parece que, si el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario es la medida del valor, es, sobre todo, porque el hombre es la medida de todas las cosas, de la misma manera que incluso los "derechos de los animales" son un asunto de humanos, no de animales.

Pues lo dicho: dado que este asunto parece que exige adentrarse en cuestiones filosóficas, me retiro del campo y -zapatero a tus zapatos- me dedico a mis investigaciones en economía. Aunque no prometo nada (no es una amenaza, es simplemente que hay que aprovechar lo bueno que tiene un blog, y es que puedes decir y hacer lo que te de la gana).

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