Hace un tiempo (todavía había CNN+) que escribí un borrador de post que al final nunca terminé, pero releyéndolo ahora creo que merece la pena publicarlo:
La semana pasada vi en CNN+ una entrevista de Gabilondo al expresidente del Gobierno español, Felipe González.
Está más mayor (sólo faltaba) pero el discurso es el mismo de hace 30 años: grandes líneas para no distraernos, y consensos de mínimos, de sentido común, de modo que se forma un discurso cuyos disidentes no son excluidos (este discurso es esencialmente "integrador"), sino sencillamente se revelan como idiotas.
La palabra más repetida, además de "Europa" debió de ser "productividad". Como González es un gran estadista pero, antes que nada, un gran divulgador y pedagogo, se empeñó es explicar el concepto, que puede resultar confuso a pesar de aparecer en el lenguaje común cada vez más a menudo, o quizá por eso mismo. En primer lugar aclaró que se refería a la "productividad laboral" y a continuación explicó que es "cantidad de producto por hora trabajada".
Como él mismo se ocupó de señalar, el que no esté de acuerdo en que es bueno aumentar la productividad es que no está en sus cabales. Aquí comienza a deslizarse el discurso "integrador" que tiene como consecuencia la auto-exclusión de los disidentes. No tiene ningún sentido la lucha de clases ¿Quién se opondrá a que en el mismo tiempo de trabajo se produzca más? ¿o a que se trabaje menos para producir lo mismo? (bueno, acerca de esto último de repartir el trabajo sí hay voces ferozmente en contra).
González, a la hora del recetario para conseguir ese aumento de la productividad, repitió varias veces "formación profesional" y "capital humano" (la diferencia la subrayaba él, aunque me sorprendió. Incluso creí entenderle que el término "capital humano" lo reservaba para educación universitaria. Esto no es muy integrador, así que supongo que sería un desliz).
También creo que llegó a mencionar, de pasada, el I+D+I.
En todo caso, lo importante era la formación. Es decir, si mañana por arte de magia se "duplicara" la formación de todos los trabajadores del País (y si fuera posible cuantificar la formación) la productividad quedaría automáticamente duplicada o, dicho de otro modo, al terminar el mes los mismos trabajadores (y sus patronos) verían que habían producido el doble que otros meses. Estoy de acuerdo en que eso es una simplificación maliciosa, pero no lo es menos decir, aunque sea entre líneas, que si en España la productividad es baja es porque no hay trabajadores cualificados. Ahora resultará que el que aquí sólo se trabaje en hostelería y construcción es porque no hay mano de obra cualificada para hacer otra cosa.
Pero, además, la culpa es de los trabajadores, claro: en cuanto se saquen sus títulos, las multinacionales irán a llamar a sus puertas para ofrecerles puestazos supercualificados y superpagados. No sé a quién quieren engañar...
Esto de la productividad es peliagudo, y tanto en el numerador (cantidad producida) como en el numerador (tiempo trabajado) hay problemas de medición y, sobre todo, de agregación. El verdadero problema es que no sólo hay que maximizar la "cantidad producida" del producto físico, sino su valor, y aquí ya hay que hablar de precios, y de competitividad, y de márgenes, y de estrategias comerciales, incluidos mercados mundiales, y de política industrial, y de muchas más cosas.
Y ahora sí que estamos perdidos. Hasta aquí podíamos seguir al ex-presidente en el consenso de las grandes líneas, repitiendo su himno hasta el hipnotismo colectivo: "unámonos todos para aumentar el excedente, y sólo así podremos hacer una verdadera política social". No hay lugar para la lucha de clases porque, como cantaba Manolo Escobar "todos somos españoles de verdad".
Todo encajaba y podíamos pregonar la integración, la unidad y el progreso. Si lo refinamos bien, lo estiramos hasta el límite y lo untamos bien de vaselina mediática podemos incluso llegar al buenismo más integrador, y recetar siempre y a toda costa diálogo por un tubo, para perder el tiempo, para ganarlo, e incluso para darte bien por el culo.
pro memoria:
Al analizar la productividad, consultar la comunicación de OSCAR DE JUAN,
Medidas de productividad; una aproximación sraffiana.en el "área 6, fundamentos de economía crítica" de las
V jornadas de economía crítica (Santiago, 17 e 18 de maio de 1996), que contiene un análisis de medidas alternativas de productividad.