Ya está, como esperábamos, ya se ha convocado la gran huelga general.
Lo sabíamos ya, ya nos lo estaban anunciando. Incluso sabíamos la fecha, justo antes del puente de semana santa.
Y lo otro nos lo imaginábamos: que no iba a ser mucho más que una "manifestación" de nuestro descontento o, para ser más radicales, nuestra oposición a la reforma laboral de Rajoy. En este caso, el objetivo es "que la reforma se negocie con los sindicatos". Me cago en dios: entonces, en el mejor de los casos, ¡lo único que pretendemos es abaratar el despido, desnudar aún más de derechos a los trabajadores, pero hacerlo de forma negociada! ¿No vamos a pedir disminución de jornadas con reparto del trabajo? ¿No vamos a exigir nacionalización de la banca? ¿No vamos a luchar por un sistema tributario justo?